A través de las innumerables opiniones vertidas por todos los visitantes de nuestro apartamento, y en las diferentes paginas web que aparece publicado, se puede comprobar que tenemos un nivel de puntuación, con una media entre 4,8 y 5.
La valoración de esta señora no corresponde a la verdad, sino más bien a una valoración desconsiderada y poco ecuánime.
Tuvimos la amabilidad de permitir que entrase en nuestro apartamento con su perro, y nada mas llegar pudimos comprobar como ella consentía que se subiese en el sofá.
No quiso respetar las normas de convivencia del edificio que requerían bajar y subir con su perro en el ascensor destinado para ello, discutiendo a diario con el portero que le reclamaba hacer lo estipulado, a lo que ella en ningún momento quiso atender.
Tampoco respetó las normas de no fumar dentro del apartamento, pudiendo comprobar el olor a tabaco que había en él y del que nos ha costado deshacernos después de su marcha.
Nos hemos visto obligados a tirar todas las toallas, que estaban, algunas mordidas y otras con manchas negras imposibles de quitar.
Hemos recibido numerosas quejas por parte del portero, y diferentes propietarios por los ladridos de su perro y por su actitud de mala convivencia, lo que ha dañado nuestra imagen en el vecindario, un vecindario en el que conviven, abogados, arquitectos, profesores y personas con una considerable educación y estudios, a los que ella calificó como “gentuza”.
Mala y penosa ha sido la experiencia que hemos tenido con esta señora, que no recomendamos a ningún propietario.