Nuestra estancia en Los Melindros ha sido una experiencia inolvidable. La casa, el mirador, los jardines, las plantas, la terraza, el mobiliario, las vistas, el mar, los atardeceres, la luz, el silencio, el olor... todo es armonía, todo tiene sentido, te sientes rodeado de placidez. Y la anfitriona, Lourdes, te acoge e integra en Los Melindros de tal forma que ya no te quieres ir porque hace que su casa sea tu casa. Y el tiempo se detiene. Si buscas tranquilidad, el lugar perfecto.